El Leyma Natura continúa sin conocer la victoría

Fuente: www.laopinioncoruna.es

El Leyma, con sólo seis puntos en el segundo cuarto, se estrella contra el Prat Joventut. Sólo Thompson y Wierzbicki, con 18 tantos cada uno, se salvan de la quema

Thompson bajo el tablero.
(Foto: Eduardo Vicente) 

La desesperación de José Ramón Esmorís tras fallar dos de sus tiros libres escenifica la frustración de todo un Leyma Natura Básquet Coruña. La cara del coruñés al girarse hacia al banquillo lo decía todo: la pelota no entra. Y es que el conjunto de Antonio Pérez se volvió a quedar ayer en unos pobres guarismos: 52 puntos, de los cuales 36 llegaron de las manos de Ronald Thompson y Bradd Wierzbicki -18 para cada uno-. La sangría fue total en el segundo cuarto. Si en Andorra se había quedado en siete tantos, ayer lo hizo en seis, con más de ocho minutos en los que los únicos dos puntos que subieron al marcador fueron desde la línea de tiros libres.

Así es muy difícil ganar. Y eso que el Prat Joventut no se despegó hasta el comienzo del tercer cuarto. Sin hacer un juego brillante, aunque muy inspirados sobre todo en el tramo final del encuentro, los catalanes se llevaron el duelo e infligieron la cuarta derrota consecutiva a los herculinos, que encima no dieron síntomas de recuperación. El agujero negro en el rebote y los pocos recursos ofensivos lo condenan a seguir trabajando y esperando al primer triunfo del año.

Los naranjas no comenzaron mal el partido, como tampoco lo habían hecho en sus tres enfrentamientos previos. Tres canastas consecutivas de Ronald Thompson pusieron el 6-0 de inicio. Con él sobre la cancha, la estrategia del Leyma era clara: balones al pívot norteamericano, que se fue hasta los diez puntos en el primer cuarto. Sin él, tampoco cambió el plan a seguir. El protagonismo pasó a manos de Wierzbicki. Gracias a ellos, los locales llegaron con cinco puntos de ventaja al primer parón (21-16). Sin embargo, en sólo un minuto y medio el Prat ya había dado la vuelta al marcador. La ansiedad se apoderó del equipo. Nadie quería tirar, y quien se decidía, lo hacía sin convicción. Y a ello se le sumó la cuarta falta personal de Lino nada más volver del descanso. La defensa comenzó a fallar -hasta entonces estaba funcionando, lo más positivo de la noche- y el agujero se hizo cada vez más grande hasta los 32 puntos finales. El Leyma terminó con todos los jugadores sobre la cancha en corrillo, tras el partido, haciendo conjura. La primera victoria todavía está lejos.